El amor es una bellísima flor, pero hay que tener el coraje de ir a recogerla al borde de un precipicio.
El amor es como la fiebre: nace y se extingue sin que la voluntad tome en ello la menor parte.
Ir sin amor por la vida es como ir al combate sin música, como emprender un viaje sin un libro, como ir por el mar sin estrella que nos oriente.
El enamorado celoso soporta mejor la enfermedad de su amante que su libertad.
El arte de amar se reduce a decir exactamente lo que el grado de embriaguez del momento requiera.
La diferencia de la infidelidad en los dos sexo es tan real que una mujer apasionada puede perdonar una infidelidad, cosa imposible para un hombre.
Muy frecuentemente las lágrimas son la última sonrisa del amor.
Las mujeres demasiado bellas sorprenden menos el segundo día.