En ningún momento he dudado que las mujeres son tontas. Al fin y al cabo el Todopoderoso las creó a imagen y semejanza de los hombres.
La revolución feminista ha convertido a la mujer en ese tipo de hombre que a mí me entristecía cuando era joven, ese que tenía que trabajar de nueve a cinco de manera aburrida y nunca era dueño de su destino. Ahí es donde acabó su revolución, su asalto al poder.
Dios ha creado a las mujeres bellas y estúpidas. Bellas para que los hombres puedan amarlas y estúpidas para que ellas puedan amar a los hombres.
Los hombres son como las galletas. Te dejan satisfecha, pero sólo por un momento.
Los hombres son como la publicidad. No se les puede creer ni el 50% de lo que dicen.
Cuando un hombre de 40 años se divorcia no encuentra, nunca, a ninguna mujer de su edad con su misma madurez intelectual. Por eso, se busca una de 20 años.
Las mujeres solteras se quejan de que los hombres buenos están casados, las mujeres casadas se quejan de sus maridos. Esto prueba que los hombres buenos no existen.
Los tios son como las pizzas, en 20 minutos los tienes en casa y calientes.
1