Si lo que vas a decir no es más bello que el silencio: no lo digas.
Quien de verdad sabe de qué habla, no encuentra razones para levantar la voz.
Uno es dueño de lo que calla y esclavo de lo que habla.
Quien habla de cosas que no le atañen, escucha cosas que no le gustan.
Aquellos cuya conducta se presta más al escarnio, son siempre los primeros en hablar de los demás.
Cuidamos más que se hable de nosotros que de como se hable.
No voy a dejar de hablarle sólo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí mismo. Es uno de mis mayores placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan inteligente que a veces no entiendo ni una palabra de lo que digo.
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