A las mujeres les gusta sobre todo salvar a quien las pierde.
El primero que comparó a la mujer con una flor, fue un poeta; el segundo, un imbécil.
La mujer es como una buena taza de café: la primera vez que se toma, no deja dormir.
El problema de la mujer siempre ha sido un problema de hombres.
Las mujeres lo negaran o lo aceptaran, pero lo que siempre quieren es que se lo pidamos.
Las mujeres necesitamos la belleza para que los hombres nos amen, y la estupidez para que nosotras amemos a los hombres.
Hay mujeres que quieren tanto a sus maridos que, para no usarlos, toman el de sus amigas.
Cuanto más conozco a los hombres, menos los quiero; si pudiese decir otro tanto de las mujeres me iría mucho mejor.
Una mujer que es amada siempre tiene éxito.
Hay pocos lazos de amistad tan fuertes que no puedan ser cortados por un pelo de mujer.