El amor es la poesía de los sentidos.
Nunca he engañado a mi mujer. No es ningún mérito: la amo.
Cuando más desquiciada está la vida de la mente, más abandonada a sí misma queda la máquina de la materia.
Los amores son como las setas, que no sabe uno si son venenosas hasta que ya las ha comido y es demasiado tarde.
El amor consuela como el resplandor del sol después de la lluvia.
La mujer perdona las infidelidades, pero no las olvida. El hombre olvida las infidelidades, pero no las perdona.
Siempre hay un mañana y la vida nos da otra oportunidad para hacer las cosas bien, pero por si me equivoco y hoy es todo lo que nos queda, me gustaría decirte cuanto te quiero, que nunca te olvidaré.
No soy sincero, incluso cuando digo que no lo soy.
No ser amado es una simple desventura. La verdadera desgracia es no saber amar.
Para el que ama, mil objeciones no llegan a formar una duda; para quien no ama, mil pruebas no llegan a constituir una certeza.